La idea se le ocurrió a Joseph Grimaldi, un célebre payaso londinense que vivió en el siglo XIX. Hijo de un maestro de ballet y de una bailarina de teatro, desde muy pequeño ya escenificaba divertidas pantomimas. A los 21 años, y en el teatro Drury Lane de Londres, representó por vez primera en un escenario a un payaso. Y no a uno cualquiera, puesto que Grimaldi fue el primero en vestirse con amplios pantalones de colores de los que, para divertir al público, extraía en cada función todo tipo de comidas: pescados, salchichas... También fue el primer payaso que salió a escena con el pelo alborotado y el rostro pintado, sobre todo las mejillas, que exageraba dibujando sobre ellas dos grandes triángulos. ¡Ah! Una curiosidad: todos los payasos crean su propio rostro dibujándolo antes... ¡en un huevo!
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