En mitad de la sigilosa madrugada el denso humo de que desprende un contenedor de basura hace presagiar que algo va mal. Las calles se iluminan con el incansable fuego que unos pobres insulsos han provocado sin temor a nada. En ese mismo instante tu madre intenta echar un polvo con tu viejo y borracho padre al que ni siquiera se le levanta debido a su lamentable estado de embriaguez, todo un Homer Simpson Ibérico, camisa de tirantes blanca, calva y barriga. Al mismo tiempo decenas de científicos, siervos de la globalización, encerrados en sus cavernas donde la química reina, fabrican todo tipo de pastillas de colores con el fin de mejorar sistemáticamente.....¿la inmunología del ser humano o más bien la economía de algunos poco seres humanos? En ese preciso momento uno de los cardenales del Vaticano, que lleva un precioso anillo de oro en el dedo anular el cual si se vendiese daría de comer a cientos de familias enteras durante al menos 4 meses, está masturbando con la boca al Papa Francisco en el mismo instante en que este está pensando en las tortitas de trigo que una de la monjas del Colegio Gabriolli le hacía durante la dictadura argentina... Y sí, mientras tú, pedazo de marmota, duermes, esta constante presión en el pecho, que me agota cada día más, crece sin cesar; mi viejo se ha levantado para engullir y beber un vaso de vino; mi hermano aprende palabras colombianas; y mi vieja sigue empeñada en imitar el rugido del león con sus ronquidos.
Este concentrado de sucesos envueltos por el manto de la casualidad son fruto del homenaje que de una manera u otra la luna le rinde a la vida al caer la noche.
Tal vez sea mi garganta lo que resuena en mitad de la calle o quizá sea tu conciencia la que te susurra.....
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