Nadie puede poseer una salida de sol como aquella que vimos una tarde. Así como nadie puede poseer una tarde con la lluvia golpeando las ventanas, o la serenidad que un niño durmiendo derrama alrededor, o el momento mágico de las olas rompiendo. Nadie puede poseer lo más bello que existe en la Tierra, pero podemos conocer y amar. A través de estos momentos, Dios se muestra a los hombres
No somos dueños del sol, ni de la tarde, ni de las olas, ni siquiera de la visión de Dios, porque no podemos poseernos a nosotros mismos.
Paulo Coelho ( Brida )
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