Yo quise nacer cuchillo
para pelar cien naranjas,
para que me sobaran mil manos
y me lamieran después de untar
las pastas del desayuno.
Yo quise nacer cuchillo,
no me importa confesarlo,
para perpetrar asesinatos,
para ver de qué están hechos
los pulmones de los hombres.
Y esto se empieza a hacer realidad:
mis versos se están volviendo
de acero inoxidable.
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